La temporada del Girona está siendo una montaña rusa. Tanto emocionalmente como de resultados. En el vestuario rojiblanco no se explican cómo se les pudo escapar el triunfo la pasada jornada ante el Lugo (2-2) que le habría permitido meterse de lleno en la lucha por el ascenso directo. Sin embargo, a dos jornadas para el final de Liga está obligado a seguir mirando al séptimo clasificado, Fuenlabrada, al que actualmente saca tres puntos. Las oportunidades perdidas este curso de colocarse en lo más alto de la tabla se amontonan y la mayoría tienen un denominador común: la falta de fortaleza a domicilio. El conjunto gerundense no logra trasladar a sus partidos lejos de Montilivi la competitividad y buenos resultados que obtiene cuando juega de local y ello le está pasando factura. Sin duda, es un equipo bipolar.
En Montilivi, el Girona acumula unos números excelentes y por ello se explica su posición de playoff en la tabla. El problema está cuando juega fuera porque ahí sufre y le está impidiendo volar. Sin ir más lejos, mientras que de local es un equipo de Primera, ha sumado 44 puntos en 20 partidos y tan solo le supera el Huesca (45), a domicilio es de Segunda B. Ha cosechado 16 puntos (tres victorias, siete empates y diez derrotas) y es el cuarto peor equipo de la categoría en este aspecto. Solo tienen peores números Ponferradina (15), Racing (15) y Numancia (12). La última vez que el Girona ganó fuera fue el pasado 2 de febrero ante el Fuenlabrada (0-1). Desde entonces cinco empates y dos derrotas.
La llegada de Francisco al banquillo del Girona ha dado aire fresco al grupo y los resultados que se están obteniendo son buenos (aún no conoce la derrota), pero el gafe a domicilio es demasiado fuerte y lo máximo que ha logrado han sido dos empates, ante Sporting y Lugo. Si en estos dos últimos duelos lejos de Montilivi, los rojiblancos hubieran ganado, actualmente estarían pugnando mano a mano con el Huesca por lograr el ascenso directo a Primera. Pero esto no es fútbol ficción y la realidad indica que el único objetivo ahora es obtener un puesto en el playoff de ascenso. Y para ello hay que mejorar, y mucho, fuera.