El Almería no se da por vencido y peleará el ascenso directo hasta el final. Tres goles en 29 minutos le sirvieron para aprovechar los regalos de Huesca y Zaragoza ante un Rayo que le regaló medio partido pero que se rehizo tras el descanso y le obligó a suplicar el pitido final. La victoria coloca tercero al equipo de Mário Silva, a un punto de los altoaragoneses y con otro punto de ventaja sobre los maños. El Rayo, al que condenaron sus errores defensivos, vuelve a verse fuera de la zona de playoff.
El partido fue una montaña rusa. Un ejemplo perfecto de lo que está siendo la temporada de ambos equipos. El Almería pegó primero. Y lo hizo con fuerza. Media hora perfecta de juego con un dominio absoluto de las dos áreas le valieron un 3-0 que ponía al Rayo al borde del precipicio. El Rayo, como tantas otras veces, era un flan en defensa y los locales dieron una exhibición de pegada.
Lazo abrió el camino de la victoria rojiblanca con un poderoso disparo de falta al que Dimitrievski reaccionó tarde. Luego llegó el turno de Darwin Núñez, que dibujó uno de los mejores goles de la temporada en una acción individual en la que sacó los colores a Saveljich y fusiló casi sin ángulo al meta rayista. La guinda a esa primera media hora para enmarcar la puso Juan Muñoz tras una excelente asistencia de Vada.
Paco Jémez quiso darle la vuelta a su equipo con tres cambios en el descanso. Pero aún tuvo que recibir un golpe más el Rayo para despertar de la siesta. Darwin Núñez marcó el cuarto gol del Almería, sin embargo el VAR precisó que la bota derecha del uruguayo estaba algún centímetro por delante de la de Catena y el gol quedó en el limbo.
Ese fue el punto de inflexión que inspiró al Rayo. Tres minutos después, Álvaro ganó la línea de fondo y asistió a Juan Villar para alimentar la fe de los visitantes. El movimiento se repitió en el 56′ por la otra banda. Esta vez el asistente fue Joni Montiel, clave en el resurgir rayista. El ejecutor, de nuevo Juan Villar, aunque esta vez con la cabeza. Los de Vallecas habían puesto patas arriba en 11 minutos un partido que pintaba a desastre en el 29′.
Al Almería, incluido el meta Sivera, que había sustituido a un lesionado Fernando en el primer tiempo, empezaron a temblarle las piernas. El Rayo era en esos minutos un huracán en busca de un empate que tuvieron en sus botas Juan Villar y Tito, otro de los revulsivos de Jémez, en dos ocasiones clarísimas. Con ellas se le escapó el tren del partido a los de Jémez. El Almería respiró a partir de la pausa de hidratación pero el arreón final del Rayo le hizo sufrir hasta el último segundo.
Los puntos se quedaron en el estadio de los Juegos Mediterráneos pero el partido deja varias certezas: si Almería y Rayo quieren subir a Primera deben mejorar defensivamente y, sobre todo, tener muy claro que no les va a valer jugando sólo 45 minutos.