Messi acostumbra a ser el centro de las miradas, Suárez marca los goles, a Griezmann se le espera con entusiasmo y las paradas de Ter Stegen siempre suman, pero el nombre propio del tramo final del Barça en LaLiga es el de Gerard Piqué.
El central catalán es trascendental en todas sus acciones para el equipo de Setién. Ya sea dentro del campo, donde es uno de los futbolistas que más minutos ha disputado, como fuera de él. Ante una dirección institucional y deportiva con un discurso más que pobre, es el central el que marca la línea. La ‘doctrina Piqué’ que lanzó el jugador en la tercera jornada post confinamiento en cuanto a la diferencia de criterio del VAR respecto al Madrid sobre los otros equipos ha triunfado más que la Coca-Cola. Él fue el primero en insinuar un relato al que luego se agarraron tanto el presidente Josep Maria Bartomeu como el técnico Quique Setién.
Pero más allá de su discurso fuera del campo, que en la última jornada se vio jalonado por la llegada al Camp Nou en bicicleta creando una cortina de humo que destensó el ambiente en la persecución al Real Madrid, su participación sobre el campo está siendo fundamental.
El central catalán está en un estado de forma tremendo y en el último partido ante el Espanyol fue uno de los jugadores más destacados del encuentro. Perfecto en las coberturas, rápido en las correcciones y listo en la salida de balón, Piqué es una de las pocas constantes fiables del equipo blaugrana. Y por si fuera poco, el miércoles ante el Espanyol supo leer a la perfección el momento en el que el partido iba a romperse y buscar la expulsión del equipo rival que compensara la de Ansu Fati dos minutos antes para volver a poner las cosas en su sitio.
De los ocho partidos disputados hasta el momento tras el confinamiento, Piqué ha jugado los 90 minutos en seis ocasiones y sólo en los partidos ante el Villarreal y el Leganés, cuando el triunfo estaba asegurado, fue sustituido para darle algo de descanso.
Lo único que puede frenarle es la acumulación de amarillas, causa y consecuencia a la vez de sus trifulcas con los árbitros. A Piqué le han mostrado en lo que va de campeonato liguero 14 tarjetas amarillas, por lo que está a una de cumplir el tercer ciclo de suspensión. Le han mostrado en lo que va de Liga una tarjeta por casi cada dos faltas cometidas. Ante esta situación, es normal viéndole hacer comentarios sobre el campo de las interpretaciones del VAR y de las actuaciones arbitrales.
Desmesurado en todas las facetas, Piqué sigue siendo el gran bastión al que se agarra el Barça en su cruzada casi imposible por conseguir LaLiga. Pero como dejó claro en sus mensajes en las Redes Sociales, si es por él, el equipo no se va a rendir nunca.