Situado como un preso al que van a fusilar a base de pelotazos, Andriy Lunin (11-02-1999, Krasnograd, Ucrania) empieza a despejar balones bajo las atentas miradas de Zidane (encantado con el trabajo que ha desarrollado estos días en Valdebebas) y de Roberto Vázquez, el preparador de porteros del Madrid. Tras regresar de estar con la selección ucraniana por un positivo, el segundo test demostró que había sido un falso positivo. Y ha aprovechado esta semana en Valdebebas para trabajar sin descanso. El momento de poder debutar con la camiseta blanca se acerca y el ucraniano no quiere dejar mal a sus dos entrenadores. Se intuye que el sábado podría jugar ante el Cádiz en el Alfredo Di Stéfano (16:00 horas, Movistar LaLiga). La lesión en el psoas que ha tenido trabajando a Courtois la última semana en el gimnasio de Valdebebas podría conceder al ucraniano su debut con la camiseta blanca.
Aún así, Courtois saltó ayer al césped a entrenarse con el resto de sus compañeros ya recuperado de sus dolencias. Pero Zidane quiere que el belga esté en plena forma para el primer encuentro de Champions de la próxima semana (ante el Shakhtar, miércoles 21, 18:55 horas) y, especialmente, para el Clásico ante el Barcelona (sábado 24, 16:00h.). El encuentro ante el Cádiz es una buena oportunidad para debutar y demostrar que tras el gigante de Bree hay un relevo de garantías. Además, el entrenador francés ya lo hizo el año pasado con Areola: jugó ante Osasuna antes del derbi ante el Atlético. Luego jugó 45 minutos ante el Brujas en Champions, repitiendo ante el Granada (4-2), por enfermedad de Courtois días después.
Lunin fue fichado en el verano de 2018 procedente del Zorya Luhansk. Costó cerca de nueve millones de euros más otros cuatro de variables. Ese mismo año fue cedido al Leganés, pero apenas dispuso de minutos (siete partidos, con siete goles encajados y tres porterías a cero). Peor fue la campaña pasada: empezó en el Valladolid (sólo 210 minutos en dos partidos de Copa) pero en el mercado invernal el Madrid lo recuperó para volver a cederlo, esta vez al Oviedo. Allí mostró sus virtudes: jugó 20 partidos seguidos en los que recibió 20 goles e hizo 53 paradas (2.65 de promedio). Fue clave en la salvación de los asturianos.
Muy apacible y acompañado de su novia, Anastasia, el ucraniano se acaba de comprar una casa a las afueras de Madrid, adonde se mudará en noviembre. Al contrario que sus compañeros, ha buscado una zona tranquila para comenzar a vivir su aventura madrileña. Y ante el Cádiz puede empezar su primer capítulo…